Novena de la Divina Misericordia




Jesús quiere que la Fiesta de la Misericordia vaya precedida de una novena, que puede hacerse con la Coronilla de la Misericordia. Comienza el Viernes Santo. En esta novena concederé a las almas toda clase de gracias”. Es una promesa sin restricciones...


Lo que confesó Satanás
Santa Faustina le arrancó un secreto al diablo.
Satanás me confesó que soy el objeto de su odio.
Me dijo: Mil almas me hacen menos daño que tú cuando hablas de la gran misericordia del Omnipotente. Los más grandes pecadores toman confianza y vuelven a Dios y yo -dice el espíritu maligno- pierdo todo, pero además me persigues con esta misericordia insondable del Omnipotente. He comprendido cuánto Satanás odia la Divina Misericordia, no quiere reconocer que Dios es bueno.
Jesús, Yo confío en Ti

Novena a la Divina Misericordia que Jesús ha ordenado a Sor María Faustina Kowalska escribir y hacer antes de la fiesta de la Misericordia. Comienza el Viernes Santo.

Palabras de Jesús Misericordioso

Viernes Santo, 26 de marzo de 1937, en Pradnik. (III, 16).
“Jesús me ordena hacer una novena, que anteceda a la Fiesta de la Misericordia y que debo comenzarla hoy, por la conversión del mundo entero y para dar a conocer la Misericordia de Dios”. “Deseo que mis criaturas tengan confianza en Mí”.
Cracovia, agosto 1937. (III, 57 a 65).
“Deseo que durante esos nueve días traigas a las almas al manantial de mi Misericordia para que así encuentren la fortaleza, el consuelo y todas las gracias que necesiten para hacer frente a las dificultades de la vida, especialmente en la hora de la muerte.
Cada día traerás a mi Corazón a un grupo diferente de almas y las introducirás en la inmensidad de mi Misericordia, y Yo, a todas esas almas las conduciré a la casa de mi Padre”.
Cada día pedirás a mi Padre las Gracias para estas almas por mi dolorosa Pasión.
Deseo conceder la remisión total a las almas que se acerquen a la confesión y a la Santa Comunión en el día de la fiesta de mi Misericordia (el primer domingo después del domingo de Resurrección – (Este año es el 01 de Mayo). No temáis nada, Yo siempre estoy contigo, aunque parezca que no este.
Yo contesté: Jesús, no sé cómo hacer esta novena, ni a qué almas conducir primero a tu Misericordiosísimo Corazón.
Jesús, me contestó que Él, cada día, me haría saber a qué almas debía introducir en su Corazón. (III, 57).
"Escribe, hija Mía, que para un alma arrepentida soy la misericordia misma. La más grande miseria de un alma no enciende Mi ira, sino que Mi Corazón siente una gran misericordia por ella".
"Escribe sobre Mi bondad lo que te venga a la cabeza.”
Contesté: Pero, Señor, ¿si escribo demasiado?
Y el Señor me respondió: Hija Mía, aunque hablaras todas las lenguas de los hombres y de los ángeles a la vez, no dirías demasiado, sino que glorificarías Mi bondad, Mi misericordia insondable, apenas en una pequeña parte".
“Haz todo lo que está a tu alcance en la obra de la Misericordia. Deseo que a mi Misericordia se rinda culto. Doy a la humanidad la última tabla de salvación, es decir el refugio en mi Misericordia. Mi corazón goza por esta Fiesta... Me procuran una gran alegría las almas que recurren a mi Misericordia. A estas almas les concedo Gracias por encima de sus deseos. No puedo castigar, aun al pecador más grande, si él recurre a mi compasión, sino que lo justifico en (nombre de) mi insondable e impenetrable Misericordia. Antes de que Yo venga como Juez justo, abro de par en par las puertas de mi Misericordia. Quien no quiere pasar a través de la puerta de la Misericordia, deberá pasar a través de la puerta de mi Justicia... Para castigar tengo toda la eternidad y ahora prolongo a los hombres el tiempo de la Misericordia... ¿Crees acaso que has escrito suficiente acerca de mi Misericordia? Lo que has escrito es apenas una gotita frente a un océano. Yo soy el Amor y la Misericordia misma, no existe miseria que pueda medirse con mi Misericordia. No, la miseria la agota, ya que del momento que se deja, aumenta. El alma que confía en mi Misericordia es la más feliz, porque Yo mismo tengo cuidado de ella.”

LETANÍAS

Misericordia Divina, que brota del seno del Padre, en Ti confío
Misericordia Divina, supremo atributo de Dios, en Ti confío
Misericordia Divina, misterio incomprensible, en Ti confío
Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad, en Ti confío
Misericordia Divina, insondable para todo entendimiento humano o angélico, en Ti confío
Misericordia Divina, de donde brotan toda vida y felicidad, en Ti confío
Misericordia Divina, más sublime que los cielos, en Ti confío.
Misericordia Divina, fuente de milagros y maravillas, en Ti confío.
Misericordia Divina, que abarca todo el universo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que baja al mundo en la Persona del Verbo Encarnado, en Ti confío
Misericordia Divina, que manó de la herida abierta del Corazón de Jesús, en Ti confío
Misericordia Divina, encerrada en el Corazón de Jesús para nosotros y especialmente para los pecadores, en Ti confío
Misericordia Divina, impenetrable en la institución de la Sagrada Hostia, en Ti confío
Misericordia Divina, en la institución de la Santa Iglesia, en Ti confío.
Misericordia Divina, en el sacramento del Santo Bautismo, en Ti confío.
Misericordia Divina, en nuestra justificación por Jesucristo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos acompaña durante toda la vida, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos abraza especialmente a la hora de la muerte, en Ti confío
Misericordia Divina, que nos otorga la vida inmortal, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos acompaña en cada momento de nuestra vida, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos protege del fuego infernal, en Ti confío.
Misericordia Divina, en la conversión de los pecadores empedernidos, en Ti confío.
Misericordia Divina, asombro para los ángeles, incomprensible para los Santos, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos rescata de toda miseria, en Ti confío.
Misericordia Divina, fuente de nuestra felicidad y deleite, en Ti confío.
Misericordia Divina, que de la nada nos llamó a la existencia. En Ti confío.
Misericordia Divina, que abarca todas las obras Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos, en Ti confío.
Misericordia Divina, dulce consuelo para los corazones angustiados, en Ti confío.
Misericordia Divina, única esperanza de las almas desesperadas, en Ti confío.
Misericordia Divina, remanso de corazones, paz ante el temor, en Ti confío.
Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas, en Ti confío.
Misericordia Divina, que infunde esperanza, perdida ya toda esperanza, en Ti confío.
Oh, Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia mismos.



LA NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA

(Se lee lo referido al día, y luego se reza la coronilla que está a continuación)

PRIMER DÍA

“Hoy tráeme toda la humanidad y especialmente todos los pecadores y sumérgelos en el mar de mi Misericordia. Y con esto me aliviarás de la amarga tristeza (en) que me deja la pérdida de las almas”
Jesús Misericordiosísimo, cuya prerrogativa es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que tenemos en tu infinita Bondad y acógenos en la morada de tu piadosísimo Corazón y no nos dejes salir de El por la eternidad. Te lo suplicamos por el Amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.
Oh Omnipotencia de la Divina Misericordia, Refugio para el hombre pecador, Tú (que) eres la Misericordia y un mar de compasión, ayudas a quien te invoca en humildad
Eterno Padre, mira con ojos de Misericordia espacialmente a los pobres pecadores y toda la humanidad, que está encerrada en el piadosísimo Corazón de Jesús, y por su dolorosa Pasión, muéstranos tu Misericordia, para que por todos los siglos podamos exaltar la Omnipotencia de tu Misericordia. Amén.
Rezar la “Coronilla” y la letanía
SEGUNDO DÍA
“Hoy tráeme las almas de los Sacerdotes y las almas de los religiosos, y sumérgelos en mi insondable Misericordia. Ellos me han dado la fuerza de superar la amarga Pasión. Por medio de ellos, como por medio de canales, mi Misericordia fluye hacia la humanidad”
Misericordiosísimo Jesús, de quien procede todo bien, aumenta en nosotros la Gracia, para que cumplamos dignas obras de Misericordia, de manera que cuantos nos observan alaben al Padre de Misericordia que está en los cielos.
La fuente del Amor de dios,
Vive en los corazones limpios Purificados en el mar de la Misericordia,
Luminosos como las estrellas,
Claros como la aurora.
Eterno Padre, mira con los ojos de tu Misericordia la legión elegida para tu viña, las almas de los Sacerdotes y las almas de los religiosos, y dónales el poder de tu bendición, y por los afectos del Corazón del Hijo tuyo, el Corazón de donde ellos están encerrados, concédeles el poder de tu Luz, para que puedan guiar a los otros en el camino de la salvación, de manera de poder cantar todos juntos por toda la eternidad las alabanzas de tu Misericordia infinita. Amén

Rezar la “Coronilla” y la Letanía

TERCER DÍA

“Hoy tráeme todas las almas devotas fieles, y sumérgelas en el mar de mi Misericordia. Estas almas me han confortado a lo lardo del camino del Calvario, han sido una gota de alivio en un mar de amargura”
Oh, Jesús Misericordiosísimo, que donas generosamente a todos, en gran abundancia, tus Gracias desde el tesoro de tu Misericordia, acógenos en el seno de tu piadosísimo Corazón y no nos dejes salir de El por toda la eternidad.
Te lo suplicamos por el inefable Amor, del cual tu Corazón arde por el Padre Celestial.
Son inescrutables las maravillas de tu Misericordia,
No alcanza a sondearlas el pecador, ni el justo.
A todos vuelves miradas de compasión,
Y atraes a todos a tu Amor.
Eterno Padre, mira con ojos de Misericordia a las almas fieles, como herencia de tu Hijo, y por su Pasión dolorosa concédeles tu bendición y acompáñalas con tu protección incesante, para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa Fe, sino con toda la legión de ángeles y de los Santos glorifiquen tu ilimitada Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la Coronilla y la Letanía.

CUARTO DÍA

“Hoy tráeme a los paganos, a los que no creen en mí, y a aquellos que no me conocen todavía. También en ellos he pensado en mí amarga Pasión, y su futuro celo me ha aliviado mi Corazón. Sumérgelos en el mar de mi Misericordia.”
Oh piadosísimo Jesús, que eres la Luz del mundo entero, acoge en el seno de tu piadosísimo Corazón a las almas de los paganos, que no te conocen todavía. Los rayos de tu Gracia los ilumine, para que también ellos, junto a nosotros, glorifiquen los prodigios de tu Misericordia y no los dejes salir del seno de tu piadosísimo Corazón.
La luz de tu Amor, ilumine las tinieblas de las almas;
Haz que estas almas te conozcan
Y glorifiquen con nosotros tu Misericordia.
Eterno Padre, mira con ojos de Misericordia a las almas de los paganos y de aquellos que no te conocen todavía, y que están encerrados en el piadosísimo Corazón de Jesús. Atráelos a la Luz del Evangelio. Estas almas no saben cuán gran felicidad es la de amarte. Haz que ellos también glorifiquen la generosidad de tu Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la Coronilla y la Letanía.

QUINTO DÍA

Hoy tráeme a las almas de nuestros hermanos separados (de la Santa Iglesia) y sumérgelas en la inmensidad de mi Misericordia. Ellas durante las angustias de mi Pasión desgarraron mi Cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. A medida que se reincorporan a ella, mis heridas cicatrizan, y de esta forma sirven de bálsamo a mi Pasión”.
Misericordiosísimo Jesús, que eres la Bondad misma, no niegues la Luz a aquellos que te buscan. Recibe en el seno de tu Corazón, desbordante de piedad, a las almas de nuestros hermanos separados. Encamínalas, con la ayuda de tu Luz, hacia la unidad de la Iglesia, y no las dejes marchar de la morada de tu muy compasivo Corazón, que es todo amor; haz que también ellas lleguen a glorificar la generosidad de tu Misericordia.
Padre Eterno, vuelve tu mirada misericordiosa hacia las almas de nuestros hermanos separados, especialmente hacia las almas de aquellos que han malgastado tus bendiciones y abusado de tus gracias, manteniéndose obstinadamente en el error. También ellas están acogidas en el Corazón misericordioso de Jesús; no mires sus errores sino el Amor de tu Hijo y los dolores que para su provecho sufrió y aceptó por ellas durante su Pasión y haz que también ellas glorifiquen tu gran Misericordia por los siglos de los siglos. Amén. (III, 60-61).

Rezar la Coronilla y la Letanía.



SEXTO DÍA

Hoy tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños y sumérgelas en mi Misericordia.”
Estas almas son las más parecidas a mi Corazón. Ellas me proporcionaron fortaleza durante mi amarga Agonía, ya que las veía como ángeles terrenales, velando junto a mis Altares. Derramo sobre ellas un torrente de gracias porque sólo el alma humilde es capaz de recibir mi Gracia. Es a las almas humildes a las que concedo mi Confianza.
Misericordiosísimo Jesús, que dijiste: Aprended de Mí, que soy manso y humilde de Corazón. Acoge en el seno de tu Corazón desbordante de piedad, a todas las almas mansas y humildes, y a las de los niños pequeños. Estas almas son la delicia de las regiones celestiales y las preferidas del Padre Eterno, que muy particularmente se recrea en ellas. Son como un ramillete de florecillas que despiden su perfume ante el trono de Dios y el mismo Dios se embriaga con su fragancia. Ellas encuentran abrigo perenne en tu Piadosísimo Corazón, Oh, Jesús, y entonan incesantemente himnos de amor y de gloria.
Padre Eterno, vuelve tu mirada llena de Misericordia hacia las almas mansas, hacia las almas humildes y hacia las almas de los niños pequeños acurrucadas en el seno del Corazón de Jesús rebosante de piedad. Estas almas son las que se asemejan más a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra hasta alcanzar tu Trono, Señor y Padre de Misericordia y Bondad suprema. Te suplico, bendigas a toda la Humanidad, por el amor que te inspiran estas almas y el gozo que te proporcionan, para lograr que todas las almas entonen a la vez, las alabanzas que se merece tu Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén. (III, 61-62).

Rezar la Coronilla y la Letanía.

SEPTIMO DÍA

“Hoy tráeme las almas que veneran de modo particular y exaltan mi Misericordia y sumérgelas en mi Misericordia. Estas almas han sufrido mayormente por mi Pasión y han penetrado más profundamente en mi Espíritu. Ellas son un reflejo viviente de mi Corazón piadoso. Estas almas resplandecerán de una particular luminosidad en la vida futura. Ninguna terminará en el fuego del Infierno, defenderé en modo particular cada una de ellas en la hora de la muerte”
Misericordiosísimo Jesús, cuyo Corazón es el Amor mismo, acoge en el seno de tu piadosísimo Corazón a las almas que en particular modo: veneran y exaltan la grandiosidad de tu Misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo, en medio de todo tipo de tribulaciones y contrariedades, avanzan confiadas en tu Misericordia. Estas almas están unidas a Jesús y sostienen sobre sus espaldas toda la humanidad. Ellas no serán juzgadas severamente, sino que tu Misericordia las envolverá en la hora de la muerte.
El alma que exalta la Bondad de su Señor,
Es por El particularmente amada,
Está siempre al lado de la fuente viva,
Y saca la Gracia de la Divina Misericordia.
Eterno Padre, mira con ojos de Misericordia aquellas almas que exaltan y veneran tu más grande atributo, es decir, tu insondable Misericordia y que están encerradas en el Misericordiosísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de Misericordia y su alma está llena de gozo y canta al Altísimo el himno de la Misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales tu Misericordia, según la esperanza y la confianza que han puesto en ti; se cumpla en ellos la promesa de Jesús que les ha dicho: “Las almas que honrarán mi insondable Misericordia, Yo mismo las defenderé como gloria mía (tanto) en la vida, como especialmente en la hora de la muerte”

Rezar la Coronilla y la Letanía.

OCTAVO DÍA

“Hoy tráeme las almas que están en la cárcel del Purgatorio, y sumérgelas en el abismo de mi Misericordia. Los torrentes de mi Sangre reduzcan su gran miseria. Todas estas almas son muy amadas por Mi; (ahora) están dando satisfacción a mi Justicia; está en tu poder llevarles alivio. Toma del tesoro de mi Iglesia todas las indulgencias y ofrécelas por ellas... Oh, si conocieras sus tormentos, ofrecerías continuamente por ellas la limosna del espíritu y pagarías las deudas que ellas tienen con mi Justicia”
Misericordiosísimo Jesús que dijiste: “Misericordia quiero”, he aquí que yo llevo al cobijo de tu piadosísimo Corazón a las almas del Purgatorio, almas que te son muy queridas y que deben satisfacer todavía tu Justicia. Los torrentes de la Sangre y del Agua que han brotado de tu Corazón, apaguen el fuego del Purgatorio, de manera que también allí sea glorificado el poder de tu Misericordia.
Del tremendo ardor del fuego del Purgatorio
Se levanta un lamento a tu Misericordia,
Y reciben consuelo, alivio y refrigerio
En el torrente desbordado
Por la Sangre y por el Agua.
Eterno Padre, mira con ojos de Misericordia a las almas que sufren en el Purgatorio, y están encerradas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa Pasión de tu Hijo Jesús y por toda la amargura de que fue inundada su santísima alma, muestra tu Misericordia a las almas que están bajo la mirada de tu amadísimo Hijo Jesús, ya que nosotros creemos que tu Bondad y tu Misericordia son sin límites
Rezar la Coronilla y la Letanía.

NOVENO DÍA

Hoy tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi Misericordia."
Estas almas, son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. Por su tibieza e indiferencia mi Alma sintió una inmensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. Ellas fueron las que me hicieron gritar: Padre, si es posible, aparta de Mí este cáliz. Para ellas, la última esperanza de salvación será el recurrir a mi Misericordia.
Piadosísimo Jesús, a Ti que eres la Piedad misma, hoy te traigo al seno de tu compasivo Corazón a las almas enfermas de tibieza.
Que estas almas heladas, que se parecen a cadáveres y que te llenan de repugnancia, se calienten con el fuego de tu puro Amor. ¡Oh, Jesús!, todo compasión, ejerce la omnipotencia de tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de Amor puro y comunícales el fuego de tu divino Amor, porque Tú todo lo puedes.
Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a las almas tibias que, a pesar de todo, Jesús cobija en el seno de su Corazón todo Misericordia. Padre de Misericordia, te ruego, por los sufrimientos que padeció tu Hijo, y por sus tres largas horas de Agonía en la Cruz: que ellas también glorifiquen el mar sin fondo de tu Misericordia. Amén. (III, 64-65).
Rezar la Coronilla y la Letanía.
Reza incesantemente este rosario que te he enseñado. Todo aquel que lo rece se hará acreedor a la Misericordia a la hora de la muerte. Mi Misericordia envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte, a las almas que recen esta coronilla... Cuando será rezada esta coronilla al lado de los agonizantes, se obtiene el perdón para el agonizante, se aplaca la ira de Dios y la inescrutable Misericordia envuelve al alma. Jesús se pondrá entre el alma agonizante y el Padre no como Justo Juez, sino como Salvador misericordioso.”
Jesús dijo: “Con la coronilla obtendrás todo lo que pides si es conforme a mi Voluntad”
El Amor de Dios es la flor y la Misericordia es el fruto.
Que el alma que duda, lea estas consideraciones sobre la Divina Misericordia y se haga confiada.



CORONILLA DE LA MISERICORDIA.

Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

1. Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría y Credo.
2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:
"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, La Sangre, el Alma y la Divinidad
De Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero."
3. En las cuentas pequeñas del Ave María:
"Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero."
4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero."
Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, manantial de misericordia para nosotros, en Ti confío. (1, 35).

ACERCA DE LA CONFESIÓN

“Dile a las almas dónde deben buscar consuelo: en el Tribunal de mi Misericordia. Allí tienen lugar los más sorprendentes milagros que se repiten incesantemente. Para obtener este milagro no es necesario hacer peregrinaciones en tierras lejanas, ni celebrar ritos solemnes exteriores, basta sino llegarse con Fe a los pies de mi representante (el sacerdote) y confesarle la propia miseria y el milagro de la Divina Misericordia se manifestará en toda su plenitud. Aun si un alma estuviese en descomposición como un cadáver y humanamente sin ninguna posibilidad de resurrección y todo estuviera perdido, no sería así para Dios: un milagro de la Divina Misericordia resucitará esta alma en toda su plenitud. ¡Infelices los que no aprovechan de este milagro de la Misericordia Divina! ¡Lo invocarán en vano cuando sea demasiado tarde!”