Desagravios a Petición de la Santísima Virgen





DESAGRAVIOS
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Estos desagravios fueron expresamente dictados por la Santísima Virgen María, para los tiempos Apocalípticos, deben ser rezados en comunidades religiosas, masculinas y femeninas, exhortando a los fieles a rezarlos en familia, Se debe hacer un pequeño altar conforme a sus posibilidades, con las imágenes católicas, y allí se reunirán los fieles a hacer los desagravios. Encender una vela mientras dure el rezo.



Que las Casas de Desagravio se promuevan en todos los HOGARES CATÓLICOS, en el mundo. Que haya multitud de ellas. La oración debe hacerse todos los días y cuando sea posible a las tres de la tarde, hora de la Divina Misericordia.
"OFRECERÉIS UNA HORA DE REPARACIÓN Y DESAGRAVIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD”

“Se reza el Santo Rosario meditado, se ofrece en REPARACIÓN Y DESAGRAVIO POR LAS OFENSAS Y TRAICIONES A DIOS PADRE, DIOS HIJO, DIOS ESPIRITU SANTO, RECONOCIÉNDOLO COMO NUESTRO DIOS, Y CREADOR DUEÑO ABSOLUTO DE TODO CUANTO EXISTE.”

"DURANTE LOS SIETE DÍAS DE LA SEMANA, EN RECORDATORIO DE MIS 7 DOLORES, POR LAS SIETE ESPADAS QUE ATRAVIESAN MI CORAZÓN INMACULADO Y EN EJERCICIO DE LAS 7 PALABRAS DEL OFICIO DEL VIERNES SANTO; EMITIDAS POR MI SANTÍSIMO HIJO”.

“Haced vigilia de oración, reparación y desagravio a la SANTÍSIMA TRINIDAD TODOS LOS DÍAS, PROCURANDO DE MANERA ESPECIAL QUE SEAN LOS DÍAS 13 Y 24 DE CADA MES.

“Estad siempre en la Santa presencia de Dios para que no pequéis, haced muchos actos de caridad por amor a Dios, bendecíos unos a otros y no maldigáis a nadie. Rezad diariamente al Espíritu Santo y a San Miguel Arcángel.”

Meditar:
Lunes: Primer Dolor y Primera Palabra
Martes: Segundo Dolor y Segunda Palabra
Miércoles: Tercer Dolor y Tercera Palabra
Jueves: Cuarto Dolor y Cuarta Palabra
Viernes: Quinto Dolor y Quinta Palabra
Sábado: Sexto Dolor y Sexta Palabra
Domingo: Séptimo Dolor y Séptima Palabra



PROMESAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
POR CADA HORA DE DESAGRAVIO.


1. Mil días de indulgencias.
2. La protección continúa para vosotros durante los días calamitosos.
3. La salvación eterna de las almas de vuestros parientes que no se han convertido.
4. Liberación de mil almas del purgatorio.
5. La anulación de hechizos y conjuros mágicos, ritos satánicos en perjuicio de vosotros y de vuestros familiares.
6. La asistencia personal Mía, de Jesús y San José en el día de vuestra muerte.
7. La promesa de la bendición que sólo los santos encuentran, tanto en el cielo como en la tierra.
8. El conocimiento inmediato de vuestros pecados, a fin que os enmendéis y os confeséis ante el sacerdote.
9. La curación de los enfermos, de los cuales Dios disponga en su Misericordia restablecer la salud.
10. La aceptación de la Divina voluntad en todo lo que Dios os enviare, con ello vendrá la purificación de todos vuestros males y la santificación de vuestras almas.
11. Conocimiento profundo de las cosas celestiales mediante el don de la fe.
12. La gracia para perseverar y vencer en los ataques del Anticristo.
13. Recibiréis conocimiento para discernir lo que viene del maligno.
14. Recibiréis palabras para instruir en la fe católica a cuantos se os acercaren con propósitos de conversión.
15. Debéis hacer de vuestra hora de desagravio, y Reparación, una hora de amor, y fe, que Dios os dará la consolación que entrega a las almas dóciles y humildes.

TRISAGIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Abre Señor mis labios y mi boca anunciará Tu alabanza.
R. Ven oh Dios en mi ayuda, apresúrate Señor a socorrerme.
V. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

ACTO PREPARATORIO AL EJERCICIO.
Benignísimo Dios, Uno en esencia y Trino en Personas; aquí tienes una de tus humildes criaturas, que conoce en sí la venerable imagen de Tu Trinidad Santísima. Confieso que no he cumplido con las obligaciones a que me empeña el honor de Tu Divina Semejanza. He pecado Dios mío, pero nunca negué, sino he creído constantemente en el Padre en el Hijo y en el Espíritu Santo; que el Padre no tiene algún principio, que el Hijo es producido por el Padre a quien es consubstancial y que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, de cuyo amor recíproco es también consubstancial a ambos; que el Padre no es primero que el Hijo, ni los dos primeros que el Espíritu Santo. Adoro al Padre como Dios, al Hijo como Dios y al Espíritu Santo como Dios; y con todo en los tres solo creo y adoro un solo Dios. Yo no entiendo Señor este misterio; pero cautivo mi entendimiento en obsequio de la fe, para mayor gloría Tuya y mérito mío. Ofrezco estos profundísimos sentimientos de religión, con reverencia y amor, como unos votos gratísimos a Tu Santidad, para que por ello perdones tantas ofensas cometidas contra Tú Majestad increada. ¡Oh Trinidad Beatísima! a Ti suspira la trinidad miserable de mis potencias. Mi memoria muy enferma de fragilidad; mi entendimiento atestado de ignorancia; mi voluntad contagiada de inclinaciones al mal, sánala, purifícala, y dame auxilios para que jamás falte a los propósitos que Te has dignado inspirarme; que yo prometo de todo corazón dedicarme desde hoy en adelante, a mantener la nobleza de costumbres que corresponde al carácter de Ti mismo con que me has sellado, y hacer todo el aprecio que me sea posible de Tu gracia y a valerme para conservarla de la devoción al misterio de Tu Augustísima Trinidad, en quien espero hallar misericordia, piedad y beneficencia para siempre. Amén.

Himno
Ya se va el sol de Fuego, Tú Unidad Luz Perenne,
Trinidad Santa infunde Tu amor en nuestra mente.
De mañana y de tarde rogamos que nos lleves a alabarte en el Cielo con himnos reverentes.

Al Padre, al Hijo y a Ti Divino Espíritu, siempre la gloria que hasta aquí sea dada eternamente. Amén.

Padre Nuestro y Gloria al Padre.

Con los Serafines.
V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.
R. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
Ten misericordia de nosotros.

Con los Querubines.
V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.
R. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
Ten misericordia de nosotros.

Con los Tronos.
V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.
R. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
Ten misericordia de nosotros.

ORACIÓN A DIOS PADRE:
Omnipotente y Sempiterno Dios Padre, que con tu Unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, Uno en la esencia y Trino en las Personas. Yo te adoro, venero y bendigo con las tres angélicas jerarquías; y con los tres Coros de la primera, amantes Serafines, sabios Querubines y excelsos Tronos, te aclamo Santo, Santo, Santo, Poderoso y Eterno Padre del Verbo Divino, principio del Espíritu Santo, Señor de los Cielos y de la tierra, a quien sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Padre Nuestro y Gloria al Padre.

Con las Dominaciones.
V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.
R. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
Ten misericordia de nosotros.

Con las Virtudes.
V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.
R. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
Ten misericordia de nosotros.

Con las Potestades.
V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.
R. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
Ten misericordia de nosotros


ORACIÓN A DIOS HIJO:
Sabio y soberano Dios Hijo, hecho hombre por nosotros, que con tu Eterno Padre y el Divino Espíritu eres un solo Dios, Uno en la esencia, y Trino en las Personas. Yo te venero, bendigo y adoro con las tres jerarquías de los Ángeles; y con los tres Coros de la segunda, Dominaciones, Virtudes y Potestades, te aclamo Santo, Santo, Santo, Omnipotente Verbo Divino y Unigénito Hijo de Dios, principio del Espíritu Santo, Señor de los Cielos y de la tierra, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos Amén.

Padre Nuestro y Gloria al Padre.

Con los Principados.
V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.
R. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
Ten misericordia de nosotros.

Con los Arcángeles.
V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.
R. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
Ten misericordia de nosotros.

Con los Ángeles.
V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.
R. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
Ten misericordia de nosotros.

ORACIÓN A DIOS ESPÍRITU SANTO:
Amante Dios, Espíritu Santo, Amor divino, que con el Eterno Padre y su Unigénito Hijo eres un solo Dios, Uno en la esencia y Trino en las Personas. Yo te bendigo, adoro y venero con las tres jerarquías angélicas; y con los tres Coros de la tercera, Principados, Arcángeles y Ángeles, te aclamo Santo, Santo, Santo, Divino Amor y suavísima unión del Eterno Padre y del Hijo, procediendo en amor de uno y otro, Señor de los Cielos y de la tierra, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona.

Tres son los que dan testimonio en el Cielo; el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres son una misma cosa.
V. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Alabémosle y ensalcémosle en todos los siglos.

Oración.
Altísimo e incomprensible Dios, que dentro del Santuario de Tu Divina Naturaleza, donde nadie entra, tienes encerrado el misterio de Tu Trinidad Santísima, a quien no se puede correr el velo para verla de lleno, sino que todas las criaturas debemos adorarla profundamente desde fuera; dígnate admitir nuestros humildes votos, deprecaciones y alabanzas, que presentamos reverentemente al pie del trono de Tu inefable Majestad, por los merecimientos de Nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén

GOZOS A DIOS TRINO Y UNO

¡Señor Dios! en dulce canto
Te alaban los Querubines,
Ángeles y Serafines dicen Santo, Santo, Santo.

Eterna y Pura Deidad
De incomparable excelencia,
Que en la Unidad de Tu esencia
Encierras la Trinidad:
De nuestra fe la humildad
Te adora en sencillo canto.
Ángeles y serafines dicen: Santo, Santo, Santo.

Tú del hombre delincuente
Tiernos suspiros recoges,
Y sus plegarias acoges,
Porque eres Padre clemente.
¿Quién, amándote, no siente
¿Trocarse en dicha el quebranto?
Ángeles, y serafines dicen: Santo, Santo, Santo.

Nuestros padres celebraron
Con sus cánticos de gloria
De tus prodigios la historia,
 Que gozosos admiraron.
La fe, Señor, nos legaron,
Que es nuestro escudo y encanto.
 Ángeles y serafines dicen: Santo, Santo, Santo.

Cuando tu justa venganza.
Con plagas al hombre aterra,
Y hace estremecer la tierra,
Y airada sus rayos lanza,
La luz de nuestra esperanza
Es tu nombre Sacrosanto.
Ángeles y serafines dicen: Santo, Santo, Santo.

Tus excelsas bendiciones
Derrama pródigo y tierno,
Y a tus hijos ¡Dios eterno!
Colma de inefables dones.
Para su dicha dispones
Tanto bien, prodigio tanto.
Ángeles y serafines dicen: Santo, Santo, Santo.

¡Quién del amante Isaías
Ardiera en el sacro fuego,
Para alzar su humilde ruego
¡En divinas melodías!
Supla a nuestras voces frías
La tierra, el mar, entretanto.
Ángeles y serafines dicen: Santo, Santo, Santo.

Por el misterio que adora
¡Oh Dios! tu escogida grey,
Signa Tu Divina Ley,
Y de la muerte en la hora,
Con su sombra bienhechora
Nos cubra Tu regio manto.
Ángeles y serafines dicen: Santo, Santo, Santo.

¡Señor Dios! En dulce canto
Te alaban los Querubines,
Ángeles y Serafines dicen: Santo, Santo, Santo.

ANTÍFONA.
Bendita seas Santísima Trinidad, Unidad indivisible de nuestro Dios; nosotros confesamos este misterio Augustísimo de ser con cuanta reverencia podemos, porque no cesas de ejercitar en nosotros Tu Misericordia.
V.: Bendito eres, Señor, en el Firmamento del Cielo.
R.: Y llena está de Tu gloria la Tierra.

Oremos.
 Omnipotente y Sempiterno Dios, que has concedido a tus siervos la gracia de conocer en la confesión de la verdadera fe, la gloria de la eterna Trinidad de tus Personas y de adorar en el Poder de la Majestad la Unidad de tu incomprensible Naturaleza; nosotros te suplicamos que, por la firmeza de esta misma fe, seamos libres de todo género de adversidades, por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

Oración.
Dios, de quien viene la santidad en los deseos, la rectitud de los consejos y la justicia en las obras; concede a tus siervos la paz que el mundo no puede dar, para que entregados nuestros corazones a la observancia de tus Mandamientos y desterrado el miedo de todo enemigo, tengan con tu protección los tiempos tranquilidad, por Nuestro Señor Tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

COMUNIÓN ESPIRITUAL
¡OH SANGRE de Jesucristo! ¡Yo Te adoro en Tu Eucarística presencia en el Altar! Yo creo en Tu poder y dulzura; penetra en mi alma y purifícala, en mi corazón e inflámalo. PRECIOSA SANGRE de Jesús, realmente presente en la Sagrada Hostia, alumbra mi inteligencia, toma posesión de mi mente, circula siempre en mis venas, que todos mis sentidos sean marcados con Tu divina unción, que mi corazón lata solo por Tu gloria y que mis labios te alaben por siempre. Amén.

Bendita Sea La Justa Mano,
Bendito Sea Su Santo Enojo,
Bendita Sea Su Perfecta Justicia.

LECTURA DEL EVANGELIO DEL DÍA, del Misal.

ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestra protección contra los males y las tentaciones del demonio, que Dios lo reprenda te pedimos humildemente; y tú, Oh Príncipe de las Huestes Celestiales, por el poder de Dios, lanza al infierno a Satanás y a todos los demás espíritus malignos que vagan por el mundo buscando la ruina de las almas. Amén.

ORACIÓN AL ÁNGEL DE LA GUARDA
Ángel de mi guarda, mi dulce compañía,
no me desampares ni de noche ni de día;
no me dejes solo, que me perdería y llévame de la mano a Jesús y María. Amén.

LETANÍAS DE LOS SANTOS ÁNGELES
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Señor, escúchanos.

Dios Padre, Creador de los Ángeles, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Señor de los Ángeles, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, Vida de los Ángeles, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, Delicia de todos los Ángeles, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.
Todos los Coros de los Espíritus bienaventurados, rueguen por nosotros.
Santos Serafines, Ángeles del Amor, rueguen por nosotros.
Santos Querubines, Ángeles de la Palabra, rueguen por nosotros.
Santos Tronos, Ángeles de la Vida, rueguen por nosotros.
Santos Ángeles de la Adoración, rueguen por nosotros.
Santas Dominaciones, rueguen por nosotros.
Santas Potestades, rueguen por nosotros
Santos Principados del Cielo, rueguen por nosotros
Santas Virtudes, rueguen por nosotros.
San Miguel Arcángel, ruega por nosotros.
Vencedor de Lucifer, ruega por nosotros.
Ángel de la fe y de la humildad, ruega por nosotros.
Preservador de la Santa Unción, ruega por nosotros.
Patrono de los moribundos, ruega por nosotros.
Príncipe de los ejércitos celestiales, ruega por nosotros.
Compañero de las almas de los difuntos, ruega por nosotros

San Gabriel Arcángel, ruega por nosotros.
Santo Ángel de la Encarnación, ruega por nosotros.
Fiel mensajero de Dios, ruega por nosotros.
Ángel de la esperanza y de la paz, ruega por nosotros.
Protector de todos los siervos y siervas de Dios, ruega por nosotros
Guardián del Santo Bautismo, ruega por nosotros.
 Patrono de los Sacerdotes, ruega por nosotros.

San Rafael Arcángel, ruega por nosotros.
 Ángel del Amor Divino, ruega por nosotros.
 Vencedor del enemigo malo, ruega por nosotros.
 Auxiliador en la gran necesidad, ruega por nosotros.
 Ángel del dolor y de la curación, ruega por nosotros.
Patrono de los médicos, de los caminantes y de los viajeros, ruega por nosotros.
Grandes Arcángeles Santos, rueguen por nosotros.
Ángeles del servicio ante el Trono de Dios, rueguen por nosotros.
Ángeles del servicio para los hombres, rueguen por nosotros.
Santos Ángeles custodios, rueguen por nosotros.
Auxiliadores en nuestras necesidades, rueguen por nosotros
Luz en nuestra oscuridad, rueguen por nosotros.
Apoyo en todo peligro, rueguen por nosotros.
Exhortadores de nuestra conciencia, rueguen por nosotros.
Intercesores ante el Trono de Dios, rueguen por nosotros.
Escudo de la defensa contra el enemigo maligno, rueguen por nosotros.
Constantes compañeros nuestros, rueguen por nosotros.
Segurísimos conductores nuestros, rueguen por nosotros.
Fidelísimos amigos nuestros, rueguen por nosotros.
Sabios consejeros nuestros, rueguen por nosotros.
Ejemplo de nuestra obediencia, rueguen por nosotros.
Consoladores en el abandono, rueguen por nosotros.
Espejo de la humildad y de la pureza, rueguen por nosotros.
Ángeles de nuestra familia, rueguen por nosotros.
Ángeles de nuestros sacerdotes y pastores, rueguen por nosotros.
Ángeles de nuestros niños, rueguen por nosotros.
Ángeles de nuestra tierra y patria, rueguen por nosotros.
Ángeles de la Santa Iglesia, rueguen por nosotros.
Todos los Santos Ángeles, rueguen por nosotros.

Ángeles de Dios, asístanos en la vida.
Ángeles de Dios, asístanos en la muerte.
Ángeles de Dios, en el cielo se los agradeceremos
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
 Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
Ten piedad de nosotros Señor.

Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos
Señor, ten piedad de nosotros.

Dios mandó a sus Ángeles que cuiden de ti, los cuales te guardan en todos tus caminos.

Oremos:
Omnipotente y Eterno Dios, envíanos la guarda de tus ejércitos celestiales para que seamos preservadores de los terribles ataques del enemigo maligno, y que preservados de todo peligro por la Sangre Preciosísima de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Inmaculada Virgen María, te podamos servir nuevamente en la paz por Nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina como Dios en la eternidad. Amén.

CONSAGRACIÓN A LA PRECIOSA SANGRE

Preciosa Sangre palpitando en el Eucarístico Corazón de Jesús, yo Te adoro y Te ofrezco en homenaje mi alabanza y amor. En el Calvario Tú vertiste el precio de mi redención; en el altar, Tú eres mi vida y la fuente de todas las gracias que se haya nunca conocido.

SANGRE DIVINA, yo Te doy gracias, Tú eres el grandísimo regalo de Dios al hombre, la prueba y promesa del amor eterno.

¡OH! SANGRE SALVADORA: Tan a menudo desconocida, despreciada y olvidada, yo me obligaré a ofrecerte reparación durante mi vida, por mediación del Inmaculado Corazón de María, mi Madre, yo me consagro todos los días de mi vida, a Tu amor y adoración, yo pongo mi casa en especial manera bajo tu poderosa protección; que Tu bendición siempre descanse sobre mi familia y sobre todos quienes son queridos por mí.
Cuando las tormentas de la vida se aglomeren cerca de mí, cuando pruebas y tentaciones me opriman fuertemente, sé Tú mi refugio y mi fuerza. Bendecidos por Ti, mis gozos serán más dulces y cada tristeza que yo tenga Tú la suavizarás. Sobre todo, a la hora de la muerte.

 ¡OH PRECIOSA SANGRE! Sé Tú mi paz y mi esperanza. Que tu insignia sea mi pasaporte a las Eternas playas, Tu Voz mi mediadora delante del trono de la Justicia de Dios, abriéndome las puertas de la Ciudad Inmortal donde por siempre te amaré y gozaré en Ti, Amén.

CORONA DE LA MISERICORDIA

En el Nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.

Credo, Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Se recita en un rosario normal.
Jaculatoria
Oh Sangre y Agua que brotaste del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, yo confío en ti.
En lugar de Padre Nuestro, se dice:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como reparación por nuestros pecados y los pecados del mundo entero.
En lugar de Ave María, se dice:
Por la Pasión dolorosa pasión de Jesús,
Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
En las últimas tres cuentas se dice:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad y misericordia de nosotros y del mundo entero. (3 veces)

INVOCACIÓN A SAN JOSÉ
Oh bienaventurado San José, te pido Tu protección y te suplico que socorras mis necesidades. Aparta de mí todo peligro de pecado y asísteme propicio en esta lucha contra el poder de las tinieblas. Defiende a la Iglesia Santa de Dios de las acechanzas de sus enemigos y protégenos a cada uno de nosotros con Tu Perpetuo Patrocinio para que podamos santa mente vivir y piadosamente morir, y alcanzar así la eterna Bienaventuranza.

ALABANZA DE DESAGRAVIO
Te rogamos, dulce Jesús, por los que no ruegan; te bendecimos por los que te maldicen, te adoramos por los que te ultrajan. Suba Señor ante Ti, el doloroso grito de expiación y arrepentimiento por las infidelidades y sacrilegios, por los odios y rencores; por las blasfemias, impurezas y escándalos; por los robos e injusticias, por las debilidades y respetos humanos; por los crímenes de los esposos, las negligencias de los padres y las faltas de los hijos. Por las persecuciones y los abusos de los sacramentos; por la diabólica labor de la prensa, radio, cine y televisión, inmorales y blasfemos. Perdón Señor y ten piedad de todos y del más necesitado de Tu gracia. Reparamos y Te desagraviamos de todo corazón por las traiciones de que eres objeto y te reconocemos como Rey Universal, dueño absoluto de todo cuanto existe por los siglos de los siglos. Amén.

¡VEN ESPÍRITU SANTO!
Que Tu Presencia renueve la faz de la Tierra, que todo sea hecho nuevo, purifica al mundo con el Fuego Celestial del Amor del Padre.
Oh, Luz de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Sean para siempre fortaleza
y salvación del alma mía,
Y cuando mi muerte llegase
Sean Ambos mi dulce y eterna
Compañía. Amén.

OFRECIMIENTO DE VIDA.
Mi amado Jesús, delante de las personas de la Santísima Trinidad, delante de Nuestra Madre del Cielo y de toda la corte celestial, ofrezco según las intenciones de tu Corazón Eucarístico y las del Inmaculado Corazón de María Santísima, toda mi vida y mientras viva, todas las buenas obras, trabajos, sacrificios y sufrimientos, uniéndolos a los méritos de tu Santísima Sangre y tu Muerte de Cruz, para adorar a la gloriosa Santísima Trinidad, para ofrecerle reparación y desagravio por nuestras ofensas, por la unión de nuestra Santa Madre Iglesia, por la santidad de los sacerdotes, por buenas y santas vocaciones sacerdotales y religiosas, y por todas las almas hasta el fin del mundo. Recibe Jesús mío mi ofrecimiento de vida y concédeme gracias para perseverar en el fielmente hasta el fin de mi vida. Amen.


CINCO PROMESAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
PARA LOS QUE HACEN EL OFRECIMIENTO DE VIDA.




El ofrecimiento hay que hacerlo con intención seria, pura y con espíritu humilde. Cada oración, buena obra, sufrimiento y el trabajo realizado con intención pura, posee gran valor, porque es ofrecido en unión con la Preciosa Sangre de Cristo y con su dolorosa pasión.
  1. Sus nombres estarán escritos en el Sagrado Corazón de Jesús y en el Corazón Inmaculado de la Virgen María.
  2. Por su ofrecimiento de vida, unido a los méritos de Jesús, salvarán muchas almas de la condenación eterna. El mérito de sus sacrificios beneficiará a las almas hasta el fin del mundo.
  3. Nadie de entre los miembros de su familia se condenará aun cuando las apariencias externas lo harían suponer, porque antes de que su alma abandone el cuerpo, recibirán, la Gracia del perfecto arrepentimiento.
  4. En el día de su ofrecimiento los miembros de su familia que estuvieran en el Purgatorio, saldrán de ahí.
  5. En la hora de su muerte estaré a su lado y llevaré sus almas, sin pasar por el Purgatorio, a la Presencia de la Gloriosa Santísima Trinidad.
JACULATORIAS DE ARREPENTIMIENTO

 Jesús mío, ¡Te amo sobre todas las cosas: Por amor a Ti, ¡me arrepiento de todos mis pecados!
 Me duelen también los pecados de todo el mundo.
 ¡Oh, Amor Misericordioso! En unión con Nuestra Madre Santísima del Corazón Inmaculado, suplico a Ti perdón de mis pecados y de todos los pecados de los hombres, mis hermanos hasta el fin del mundo.
¡Mi amado Jesús! En unión con los méritos de tus Sagradas Llagas, ofrezco mi vida al Eterno Padre, según las intenciones de la Virgen Santísima Dolorosa.
¡Virgen María, Reina del universo, intercesora de la humanidad, ¡única salvadora y esperanza nuestra! RUEGA POR NOSOTROS.

COMUNIÓN ESPIRITUAL.

OH, querido Ángel Guardián, con respeto reverencial lleva mi espíritu volando hasta el Santísimo Tabernáculo y retorna a mí ser la Gracia que sólo Jesús puede dar. Amén.

DICE DIOS PADRE: Os pido, Mis pequeños que cubráis todo con mi amor.
ORACION: “Que el amor de la Santísima Trinidad cubra, proteja a todo lo visible e invisible, a todas las almas, a todo lo creado, contra todo aquello que Satanás ha afectado y que ha llevado hacia el mal.Amén.

Haced continuamente esta oración Mis pequeños. De esta forma mi amor protegerá toda la tierra, así le quitaréis fuerza a Satanás, pues él no puede contra Mí y jamás podrá destruir todo aquello bendito y protegido con Mi amor.






MEDITACIÓN DE Y DE LAS SIETE PALABRAS
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO



LUNES.

Primer dolor:
Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora la Virgen María cuando le profetizó Simeón que una espada de dolor atravesaría su alma; por este dolor te pido conocimiento y contrición de mis culpas.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Primera palabra
"Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen."

Señor Jesús, la primera palabra que dices mientras te clavan las manos y los pies y te crucifican en medio de feroces insultos y burlas de tus enemigos, es una palabra de perdón.
Tú que mandaste orar por los que nos tratan mal, nos estás dando ejemplo. Tú sabes que en todo pecado hay un poco de ignorancia, de debilidad y de falta de reflexión y aprovechas de esto para pedir perdón de los pecados. Tú has dicho: "Padre, perdónalos". Señor, que ésta sea nuestra oración en los ataques de cólera ante las ofensas que recibimos. Tú sabes que la prontitud en perdonar a los que nos ofenden, es el termómetro que marca la santidad que tenemos y el grado de nobleza.
 "Perdónalos porque no saben lo que hacen". Jamás ha existido un abogado tan hábil para defender a sus clientes como Tú Oh Jesucristo, para defendernos a nosotros los pecadores. Tú nos enseñas a orar por los que nos ofenden porque sabes que si oramos por los que nos han tratado mal no seremos capaces de odiarlos. Al recomendarnos el Padrenuestro nos mandaste decir: "Perdona nuestras deudas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". Y con el ejemplo Tuyo en la Cruz nos estás enseñando cómo se perdona a los que nos ofenden. Es un ejemplo muy necesario porque Tú sabes lo difícil que nos queda perdonar y pedir bendiciones para los que nos maldicen. Tú has dicho: "Si no perdonáis de corazón a los demás, tampoco el Padre Celestial os perdonará a vosotros".
Concédenos Señor el perdonar siempre y haz que seamos para siempre perdonados por Dios. Amén.
Rezar una oración por las personas que no nos quieren, por las que nos han ofendido, nos tratan mal o hablan mal de nosotros.

MARTES.

Segundo dolor:
Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora la Virgen María al saber la crueldad con que Herodes intentaba quitarte la vida, y por los trabajos que padeciste en el camino y destierro a Egipto; por este dolor te pido una santa resignación en todas las tribulaciones que te dignes enviarme.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Segunda palabra.
"En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso".

Señor Jesucristo, el que estaba crucificado a tu derecha en el calvario había contemplado ya la paciencia, la dulzura, el ánimo majestuoso y sereno y la piedad con que Tú sufrías el martirio de la cruz. Luego te oyó decir "Perdónalos porque no saben lo que hacen". Esto lo animó a suplicarte diciendo: "Acuérdate de mí cuando estés en Tu Reino". Y vino la respuesta de Tu inmensa Bondad: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso". Estar junto a Ti, Señor Jesucristo, ese será nuestro verdadero paraíso. Con aquel malhechor demostraste que la Misericordia de Dios jamás rechaza a un pecador arrepentido. Tú dijiste un día: "A quien mucho se le ha perdonado, mucho ama". Nosotros te amamos inmensamente porque son muchos los pecados que has tenido que perdonarnos. El ladrón de la cruz te pidió solamente que te acordaras de él y Tú lo llevaste ese mismo día al Paraíso. Es que siempre concedes a cada uno muchísimo más de lo que te pedimos. Bendito seas para siempre Señor.
Tu Señor, desde la Cruz conmoviste el corazón de un malhechor. Y ese milagro lo sigues repitiendo cada día. Siempre que uno de nosotros te contempla crucificado, y piensa en lo mucho que por nuestra salvación has sufrido, esas manos abiertas para perdonar nos llenan de consuelo y de esperanza. Los que tenemos tantas maldades en nuestra vida pasada te decimos también: "Cristo, ya que estás en Tu Reino, acuérdate de nosotros". Y sabemos que Tus oídos sí nos están escuchando. Esperamos que en esta vida nos ayudarás a sufrir con paciencia la cruz de los sufrimientos de cada día; que en la agonía tendremos el Crucifijo en nuestras manos y besándolo cariñosamente diremos: "Jesús, Jesús, acuérdate de mí", y que en la hora de nuestra muerte nos llevarás al Paraíso a todos los que te hemos invocado en la tierra cumpliendo Tu Divina promesa: "A todo el que me proclame delante de la gente de este mundo, Yo le proclamaré delante de mi Padre y de los Ángeles en el Cielo". Amén.
Rezar una oración, padre nuestro, ave maría, y gloria por aquellos pecadores que estén en mayor peligro de condenarse, y por aquellos pecadores que son familiares nuestros.

MIÉRCOLES.

Tercer Dolor.

Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora la Virgen María cuando te perdió tres días; por este dolor te pido remisión de mis pecados.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Tercera palabra:
Y dijo Jesús a su Madre: "Mujer, he ahí a tu hijo",
y al discípulo: "He ahí a tu Madre."

Señor Jesús, Tú no estabas solo en el Calvario. Allí estaba tu Madre Santísima y Tu discípulo amado, el Apóstol San Juan. La Iglesia siempre ha querido y creído que San Juan nos representaba allí a todos nosotros. Y a ese hombre que nos estaba representando allí, Tú le diste por Madre a Tu propia Madre. Gracias Señor. Ahora podemos decir: "La Madre de Nuestro Dios es también Madre nuestra". Sabemos oh Cristo que Tú todo lo que haces lo haces perfectamente bien hecho, y por eso al darnos por Madre a María Santísima le has infundido un gran amor hacia nosotros. Ojalá nos infundas también un gran amor hacia Ella. A María, tu Madre Purísima que es la más Santa de todas las mujeres, le permitiste sufrir más que a las demás. ¿Por qué? Seguramente porque el sufrimiento no es castigo sino escalera para llegar a la más alta cumbre de la Santidad y del premio celestial. Señor, que así lo comprendamos. "He aquí a tu hijo" le dijiste a Ella en la cruz. Así le queremos decir también nosotros: "He aquí a tu hijo". Hijos desagradecidos, hijos manchados, pero con enorme deseo de reformar nuestra vida y alcanzar la santidad y la salvación. Por eso le decimos cada día: "Ruega por nosotros pecadores, ahora". Ahora, cuando la vida está llena de sustos y de afanes. Ahora cuando las pasiones nos echan por el rodadero de las malas costumbres. Ahora, que llevamos el vestido de la gracia hecho harapos, volvemos a la Madre Santa para que arregle con la gracia del arrepentimiento nuestras vidas desechas. Señor, en el calvario cada martillazo en Tus manos y en Tus pies era un martillazo en el Corazón de Tu Santa Madre.
Tú que le diste a Ella fuerzas para sufrir todo por amor a Dios y por nuestra salvación, haz que también nosotros soportemos las penas de la vida por amor a nuestro Dios y por la salvación de las almas. Amén.

Rezar una oración a la Virgen María por los agonizantes.

JUEVES.

Cuarto Dolor.
Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora la Virgen María cuando te vio cargando el infame madero de la Cruz yendo dócil al suplicio; por este dolor te pido las virtudes que por el pecado perdí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Cuarta palabra:
"Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?"

Señor Jesucristo, Tú sabías que muchos de nosotros tendríamos que pasar por momentos semejantes al de Tu agonía en la cruz, momentos en los que parecen que Dios se haya alejado y nos haya abandonado, y quisiste enseñarnos a rezar también en esas situaciones tremendas. Tú quisiste acompañarnos en las más terribles situaciones de la vida humana, para que no haya sitio de dolor al que tengamos que ir nosotros, en el cual Tú no hayas estado antes. Tú nos quieres recordar que el verdadero vencedor es el que se niega a creer que Dios lo ha abandonado definitivamente. Tú querías decirnos a todos que aunque hasta el último momento parezca que la derrota nos persigue, si tenemos fe en Dios tenemos el triunfo asegurado, aunque todos los apoyos humanos hayan desaparecido. Con este grito Tuyo nos quisiste enseñar que una súplica emocionada queda muy bien en los labios de los que amamos a Dios.
 En la cruz mientras sufres vas diciendo: "Dios mío, Dios mío..." Sufres rezando para enseñar a Tus amigos el modo perfecto de sufrir. Quieres que también nosotros cuando parezca que todo está perdido, lancemos con fuerza nuestra voz de angustia al cielo. Que digamos a Dios con el Salmista: "Despierta, Señor, ¿Por qué duermes?", o con los Apóstoles en la noche de la tempestad: "Sálvanos Señor que perecemos". Dios parecerá despertar de su aparente sueño, y vendrá, y no podrán más las amarguras de la vida que el poder de Dios. Así lo esperamos por los méritos de Tu Santísima Agonía, Pasión y Muerte. Amén.
Dar a una familia pobre, o a una cárcel, o a un hospital, o iglesia, alguna limosna que nos cueste, y esto es en sufragio de las benditas almas.
(La Biblia dice: "La limosna borra muchos pecados". Tobías)

VIERNES.

Quinto dolor:
 Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora la Virgen María cuando te vio crucificado; por este dolor te pido el don de la gracia, y antes de mi muerte, tu Cuerpo en comida.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Quinta palabra.
"Tengo sed".

Señor Jesucristo, la sed fue quizá uno de los tormentos más intolerables en Tus horas de crucifixión. Las heridas expuestas al sol te producían gran fiebre, y se cumplió lo que habían anunciado los Profetas, que en Tu sed te darían a beber hiel y vinagre. Cuando enviabas hacia la humanidad los torrentes de agua viva de Tus gracias y bendiciones para apagar la sed de todas las gentes, Tú tenías que exclamar: "Tengo sed". Con sed de hacernos bien moriste, oh Cristo y viviste siempre esa sed. Tenías sed en el cuerpo, pero sed más grande todavía en Tu Espíritu por salvarnos, sed, deseo grande de obtener que te amemos y que te obedezcamos. Señor, que no seamos como aquel soldado que te alcanzó una esponja llena de vinagre y Tú lo bebiste Todo. Todavía podemos calmar Tu sed, llenando nuestra vida de actos de amor a Ti y de obediencia a Tus mandatos. Por Tu sed en la cruz concédenos sed de salvar almas, y líbranos de esta sed de placeres que nos domina. Era muy natural que tuvieras sed, por tanta Sangre que habías derramado y por Tus sufrimientos. En estas tres horas de lenta agonía Tu cuerpo perdía incesantemente Sangre a través de las heridas de las manos y de los pies, y de las numerosas heridas hechas por los latigazos. Tu cabeza estaba acribillada de punzadas de espinas, y en la posición a que forzaba la cruz, Tu cuerpo no encontraba ni un momento de reposo. Señor, al pensar en la pavorosa sed que sufriste en la cruz, queremos ofrecerte también algún pequeño sacrificio en nuestras comidas y bebidas. Que Tu ejemplo nos conmueva y que no suceda que mientras mueres de sed por salvarnos, nosotros en cambio sólo busquemos dar gusto a los sentidos del cuerpo. Que no andemos buscando solamente las comodidades de esta vida, mientras Tú sufriste tanto por conseguirnos la felicidad en la vida eterna. Claman Tus heridas, claman los clavos diciéndonos que Tú eres Amor y Misericordia...
¿Qué otro remedio podemos encontrar para mejorar nuestra alma que la meditación de lo que Tú, nuestro
¿Redentor, has sufrido en la cruz? Cuando el águila del pecado revolotee por encima de nuestra pobre alma queriéndola destrozar, volveremos con el pensamiento como tímidas palomas a refugiarnos en las heridas de Tus manos y de Tus pies, y allí estaremos a salvo de los enemigos de nuestra salvación. Amén.
Por amor a Jesucristo y por el descanso de las benditas almas, hacer algún sacrificio: dejando de comer algo, o callando algo que deseábamos decir, o apagando por un rato el radio o televisor. Lo que el Señor nos inspire. El prometió grandes cosas para quienes sepan ofrecerle algún sacrificio.

SÁBADO.

Sexto dolor.
 Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora la Virgen María al tenerte en Sus brazos y contemplar Tus mortales heridas; por este dolor te pido una verdadera devoción a Tu Pasión y Muerte.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Sexta palabra:
"Todo está consumado".

Señor Jesucristo, ya no quedaba ninguna profecía por cumplir. Ningún acto expiatorio que hiciera falta para pagar las deudas de la humanidad. Completa estaba la obra redentora. Sí, todo estaba cumplido, viniste al mundo en el tiempo que habían anunciado los Profetas. Predicaste a los pobres. Fuiste manso y humilde. Hiciste ver a los ciegos y oír a los sordos. Naciste de una Virgen. Tus enemigos Te rodearon como fieras y Te odiaron gratuitamente. Tu lengua se pegó al paladar de tanta sed. Todo como había sido anunciado en la Sagrada Escritura:
"Traspasaron Tus manos y Tus pies y se pueden contar todos Tus huesos. Se han repartido Tus vestiduras y te han crucificado en medio de malhechores. Todo se ha cumplido. Todo está consumado". No permaneciste en el sepulcro. Resucitaste al tercer día, reinas para siempre y Tu Reino no tiene fin". Gracias Señor por todo lo que has hecho por nosotros. Haz que imitando Tu vida Santa seamos agradables a Dios en esta tierra y te acompañemos para siempre en el Cielo. Amén.

DOMINGO

Séptimo dolor:
Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora la Virgen María con la amarga soledad en que quedó al ser sepultado tu Sacratísimo Cuerpo; por este dolor te pido verte en mi muerte asistiéndome con los auxilios necesarios de Tu gracia para que así me recibas en los goces de la vida eterna.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Séptima palabra:
"Padre, en Tus manos encomiendo Mi espíritu".

Señor Jesucristo, a la hora de tu muerte pronunciaste las palabras que después de Ti han repetido tantos amigos Tuyos antes de morir y que ojalá sean las últimas que pronuncien nuestros labios antes de partir hacia el encuentro del Padre en la Eternidad: "Padre, en Tus manos encomiendo mi espíritu". La primera y la última frase que se conocen de Ti van dirigidas al Padre...
La primera a los 12 años, al ser hallado en el Templo, cuando le dijiste a María: "¿No sabéis que debo ocuparme en los asuntos de Mi Padre?". Y la última al momento de morir: "Padre, en Tus manos encomiendo Mi Espíritu".
El Padre es el gran presente en todas Tus horas, en Tu vida y en Tu pensamiento. Rezando empezaste Tu vida y orando la terminas. Tú habías dicho: "Destruid este templo, y en tres días lo reedificaré". Y en la cruz destruyeron por completo ese templo que era Tu Cuerpo: la Cúpula, Tu cabeza, fue destrozada por las espinas y los bofetones; las naves, tus manos despedazadas por los clavos; el Atrio, Tus pies, deshechos por la crucifixión, hinchados, sangrantes; la Pared, Tu piel, pedacito por pedacito arrancada a fuetazos; y el Altar, Tu corazón, atravesado por una lanza. Nunca un templo fue tan sistemáticamente destruido, como el Templo más Sagrado que ha existido, Tu Cuerpo, oh Cristo. Tu crucifixión es como un río de Sangre que se desborda e inunda de bendiciones todo el mundo. Pastor herido. Vid que derrama Sangre. Piedra despreciada que se convertirá luego en la Piedra más importante del edificio. Nadie tiene mayor amor que aquel que da la vida por sus amigos. Y Tú la has dado por nosotros. Bendito seas para siempre. Aleluya. Tú has hecho lo que estaba de Tu parte. Ahora nos queda a nosotros hacer lo que nos corresponde. Y queremos corresponder a Tu amor llevando una vida santa totalmente de acuerdo con Tus Mandamientos. Haz Señor que así sea. Amén.

Nota: Favor fotocopiar estos desagravios, las imágenes para ser repartidos por todas partes. Es petición especial de la Santísima Virgen María, para acelerar su triunfo en el mundo.




COLOCAOS LA ARMADURA ESPIRITUAL PORQUE LA HORA HA LLEGADO.

Hijos míos soldados de mi Ejército terrenal que mi paz y mi espíritu estén con vosotros. Oscuridad en el espíritu invadirá la humanidad; los ataques de mi adversario a la mente de mis hijos, harán perder la cabeza a muchos, incluso a muchos de mis elegidos. De nuevo os lo repito que debéis estar listos y vigilantes como soldados en campo de batalla. Colocaos la armadura Espiritual de Efesios 6 10 a 20 a mañana y noche porque la hora ha llegado. Reforzadla con mi Salmo 91 combatiendo con el Rosario de mi madre, invocando a mi amado Miguel, a los Ejércitos celestiales de ángeles, arcángeles, ciñendo vuestros lomos con la espada del Espíritu que es mi palabra. Sólo así podéis repeler todo ataque y todo dardo incendiario que os lance el adversario. La lucha espiritual y las armas que os doy son poderosas en el Espíritu, para el derrumbamiento de fortalezas. Cubrid vuestra mente y sentidos con el poder de mi Sangre, no entréis en combate sin protección Espiritual porque os aseguro que seréis presa fácil de mi adversario. Cubrid también con esta armadura a vuestros familiares y parientes para que a ellos también alcance mi protección espiritual. Os llegó la hora de mostraros ante Mí, como verdaderos soldados de mi ejército aquí en la tierra, no bajéis la guardia con la oración, acordaos que mi adversario os conoce y sabe quién es de Dios, Por lo tanto, manteneos alerta y vigilantes para que nada os coja por sorpresa. Cuando os sintáis desfallecer decid: a Oh Jesús mío en Vos confío, sed mi refugio y mí amparo,” o “Corazones de Jesús y de María, venid en mi auxilio” Y Yo y mi Madre acudiremos en vuestra ayuda. Tened pues hijos míos muy presente estas instrucciones, grabadlas en vuestra mente para que no sucumbáis ante las fuerzas del mal. Acordaos que vuestra pelea no es con gente de carne y hueso, sino con malignas fuerzas espirituales las cuales tienen mando, poder y dominio sobre este mundo oscuro. (San Pablo a los Efesios 6.12). Que mi paz os acompañe, la fuerza y el poder de mi Espíritu os guíe y conduzca a la victoria. Soy vuestro Padre Jesús. El Buen Pastor libertador de su pueblo. (abril 20 de 2010).
ARMADURA ESPIRITUAL. - Para hacerla dos veces diarias en la mañana al salir a la calle, y por la noche, no olvidar hacer extensivas estas oraciones a vuestras familias, se reza con el Salmo 91.-
‘OH CORAZA DE LA SANGRE DEL REDENTOR, PROTÉGENOS EN TODOS NUESTROS CAMINOS Y BATALLAS ESPIRITUALES, CUBRE NUESTROS PENSAMIENTOS, POTENCIAS Y SENTIDOS CON TU CORAZA PROTECTORA, REVISTE NUESTRO CUERPO CON TU PODER.QUE LOS DARDOS INCENDIARIOS DEL MALIGNO, NO NOS TOQUEN NI EN EL CUERPO. NI EN EL ALMA, QUE EL VENENO, NI EL HECHIZO, NI EL OCULTISMO NOS HAGAN DAÑO,

QUE NINGÚN ESPÍRITU ENCARNADO O DESENCARNADO NOS PERTURBE.
QUE SATANÁS Y SUS HUESTES DEL MAL, HUYAN DE NOSOTROS AL VER LA CORAZA DE TU SANGRE PROTECTORA. LIBERANOS DE TODO MAL Y PELIGRO GLORIOSA SANGRE DEL REDENTOR PARA QUE PODAMOS CUMPLIR LA MISIÓN QUE NOS HA SIDO ENCOMENDADA Y DAR GLORIA A DIOS.

NOS CONSAGRAMOS Y CONSAGRAMOS NUESTRAS FAMILIAS VOLUNTARIAMENTE ALPODER DE TU SANGRE REDENTORA.
OH Ml BUEN JESÚS LIBERANOS A NOSOTROS, A NUESTRA FAMILIA Y SERES QUERIDOS DE TODO MAL y PELIGRO. AMEN.

SALMO 91. “Tú que moras bajo la protección del Dios Altísimo y moras a la sombra del Dios Omnipotente, di al Señor: Eres mi fortaleza y mi refugio, eres mi Dios en quien confío. Pues Él te librará de la red del cazador, de la peste mortal, te cobijará bajo sus alas y tú te refugiarás bajo sus plumas, su lealtad será para ti escudo y armadura. No temerás al terror de la noche, ni a la flecha que vuela de día, ni a la peste que avanza en las tinieblas, ni al azote que asola al medio día. Aunque a tu lado caigan mil y diez mil a tu diestra a ti no te alcanzarán, te bastará abrir los ojos, y verás que los malvados reciben su merecido ya que has puesto tu refugio en el Señor y tu cobijo en el Altísimo. A ti no te alcanzará la desgracia, ni la plaga llegará a tu tienda, pues Él ordenó a sus santos ángeles que te guarden en todos tus caminos, te llevarán en sus brazos para que tu pie no tropiece en piedra alguna, andarás sobre el león y la serpiente, pisarás al tigre y al dragón. Porque él se ha unido a Mí yo lo libraré, lo protegeré, pues conoce mi nombre si me llama Yo le responderé, estaré con él en a desgracia, lo libraré y lo llenaré de honores, le daré una larga vida, le haré gozar de mi salvación.” Amén.




LUEGO SE COLOCARÁ LA ARMADURA ESPIRITUAL.

(Instrucciones para colocarse la armadura espiritual en estos tiempos de tribulación)



EN EL NOMBRE DE JESÚS ME COLOCO EL CINTURÓN DE LA VERDAD. (Haces como si te estuvieras colocando un cinturón). ME PONGO EL ESCUDO DE LA JUSTICIA (Lo mismo, simulas ponerte un escudo o coraza en el cuerpo como el que llevan los guerreros), ME CALZO LOS PIES CON LAS SANDALIAS PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO (Haces que te estás calzando), ME PONGO EL CASCO DE LA SALVACIÓN (Simulas ponerte un casco en la cabeza) Y EMPUÑO EN TODO MOMENTO LA ESPADA DEL ESPÍRITU QUE ES LA PALABRA DE DIOS (Haces como si en verdad empuñaras una espada, (San Pablo a los Efesios 6,18)
Se hace dos veces diarias junto con las anteriores oraciones que aquí se encuentran).
(No olvidar hacer los desagravios a Santísima Trinidad. Pues de quienes hagan los desagravios saldrán los Ejércitos Marianos que combatirán al Anticristo).



ORACIÓN DICTADA POR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO




PARA PROTEGER NUESTRAS MENTES DEL MALIGNO. CUYOS ATAQUES ESTÁN PROLIFERANDO EN EL MUNDO PARA PERDER VUESTRAS ALMAS.

DESPUÉS DE HACER LA ARMADURA ESPIRITUAL. HACER TODOS LOS DÍAS ESTA ORACIÓN AL LEVANTARSE Y AL ACOSTARSE.

Señor Jesús YO______________________________________ (Nombres y apellidos nuestros y los de todos los que queremos proteger.)
Te consagramos nuestras mentes, con sus potencias, sentidos, pensamientos, memoria consciente, inconsciente y subconsciente a Tu Gloriosa Sangre derramada por ti, a nuestro favor.

Nos sellamos y protegemos con tu sangre redentora de todo falso pensamiento, de toda sugestión negativa, de toda falsa imaginación de todo temor, de todo engaño del maligno. Que Tu poderosa Sangre redentora Señor Jesús, nos limpie, purifique, descontamine, libere y nos concedas la gracia especial de poseer dominio absoluto en nuestra integridad física, psíquica, biológica y espiritual. Amén.

Poderosa Sangre de salvación, combate al enemigo en nuestro cuerpo, menté y espíritu. (repetir esta jaculatoria tres veces, después de la anterior oración, así como también cuando sintáis ataques fuertes del enemigo.)